La Playa de Barayo tiene fama de ser una de las más bellas de Asturias y de todo el litoral Cantábrico. Está calificada como Reserva Natural Parcial por el valor de sus ecosistemas, tanto ecológico como paisají­stico.
La playa de Barayo está partida en dos por la desembocadura del rí­o Barayo, que al llegar al mar se convierte en un estuario único. Además, los vientos del nordeste han ido acumulando arena hasta formar dos cadenas de dunas. Por lo tanto, tenemos ecosistemas de dunas y marismas, abierto a las olas del Cantábrico, y cerrado por una de sus partes por acantilados. Por un lado de cuarcita con rocas alfombradas de lí­quenes de distintas tonalidades y una serie de cavernas llamadas Las Sántinas; por el otro por oscuros acantilados de pizarra. Estos acantilados nos ofrecen un curioso contraste y todo esto protegido hacia el interior por suaves colinas llenas de vegetación variada.
Todo esto se debe a que el rí­o Barayo, además de funcionar como frontera entre los ayuntamientos de Navia y Valdés, también es una frontera geológica que separa los dos tipos de suelos. Por un lado el occidental de pizarra negra y el oriental de cuarcita blanca.
Esta variación de terrenos, todos ricos en fauna y flora hacen de barayo, no sólo una playa preciosa y un tesoro ecológico, también es objeto de estudio. Se trata de uno de los arenales mejor conservados del litoral Cantábrico y cuenta con particularidades. Una de ellas son sus comunidades de nutrias.
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