Lanzarote es una isla de origen volcánico, lo que le otorga unas características muy especiales a su paisaje, que sorprende  por los grandes contrastes de colores. Junto con Fuerteventura que está al sur a pocos kilómetros, son las dos islas más próximas a la costa de África, de la que solo distan unos 125 kilómetros mientras que se encuentra a 1.000 de la península. Es una isla de forma alargada y pequeño tamaño, no mide más de 60 kilómetros de largo por unos 25 de ancho, pero a pesar de su pequeño tamaño, la riqueza y variedad de sus ecosistemas es tal que ha sido designada por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.

Sobre la isla, la tierra oscura y rojiza, árida por efecto de la arena y la lava volcánica, contrasta fuertemente con la blancura de sus pueblos, que descansan tranquilos en las proximidades de la costa. Lanzarote flota como un corcho sobre un océano cristalino, con tonalidades que van del azul ultramar al turquesa.
Y estos contrastes se manifiestan también en su litoral que ofrece un muestrario de posibilidades: extensas playas de arenas blancas, o doradas, pequeñas calitas íntimas de difícil acceso, altos farallones verticales de altura espectacular y tubos volcánicos como el de Jameos del Agua, que es el túnel volcánico submarino más largo del mundo, llamado Túnel de la Atlántida.

Y por si esto no fuera suficiente, en sus proximidades la costa se salpica de islotes que como pequeñas joyas ofrecen al visitante sus tesoros en...